JC es el Pedro Infante del #Boxeo; el cariño de la gente nadie me lo quita, resume él
- Además del legado boxístico, deja como herencia “el saber que se puede vivir sin alcohol y sin drogas”, precisa.
En la entrevista virtual que concede en el Martes de Café, Julio César Chávez recordó sus noches de bohemia y evocó frases de José Alfredo Jiménez: “No tengo con qué pegarle a México… El cariño de la gente nadie me lo quita”.
Chávez es, a no dudarlo, el deportista mexicano más querido. Provoca multitudes donde se para, con todas y todos pidiéndole la selfie; esa fama que arrebata la vida.
“Pasan los años y lo que sigo recibiendo son puras bendiciones. El cariño de la gente nadie me lo quita… Es increíble cómo pasan los años y la gente me sigue queriendo mucho más”, recalca.
Chávez sostuvo su última aparición profesional en septiembre de 2005; hace 15 años, época en la que se encontraba ya atrapado por las drogas.
La preguntan qué legado le gustaría dejar. Responde, con razón, que su legado boxístico ya está ahí, “nadie me lo va a quitar”. Tiene razón. Pasarán muchos años antes que otro boxeador mexicano alcance los números que impuso en 21 años de carrera.
Pero quiere ser recordado por sus logros más allá del ring. “Quiero dejar (como herencia), saber que sí se puede salir de esta maldita enfermedad que me atrapó, me llevó a aguas profundas pero pude salir a flote”, menciona en referencia a sus problemas con las adicciones que superó hace ya 11 años.
“(Quiero) Ayudar a muchísima gente, decirles que sí se puede vivir sin alcohol, sin drogas, pero se necesita un proceso. No es tan fácil, es un tratamiento caro”, señala él, que como para no olvidar jamás el proceso por el que atravesó para zafarse del monstruo de las drogas, instaló dos clínicas para tratar las adicciones y, a manera de agradecimiento a la vida, entrega lo que él llama ”becas”.
“Es costoso. Ahí comen, duermen, duran (internados) hasta un año. Es muy costoso, hay sicólogos, siquiatras, doctores especializados”…
Guerrero como ha sido, JC se fajó con las adicciones y las venció. Es querido, muy querido lo mismo por abuelos y adultos que disfrutaron sus hazañas sobre el cuadrilátero; jóvenes y hasta niños que nunca lo vieron pelear pero se van con la inercia de sus familiares. Todos lo quieren.
Sin exagerar, se considera que JC es el Pedro Infante del boxeo. Ese es su legado.
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