Tour “Godínez” para la hora de la comida en Centro Urbano, Cuautitlán Izcalli

Variada oferta gastronómica nos ofrece a los cientos de “Godínez” que hacemos del Centro Urbano de Cuautitlán Izcalli nuestra casa laboral.

Las hay desde fonditas hasta restaurantes en forma, desde torterías o taquerías o antojitos o marisquerías o simples puestos de cualquiera de las delicias antes mencionadas.

Nos enfocaremos hoy a los restaurantes que circundan la zona, sobre todo del lado de la Comisaría.

“El Sótano” (Temoaya 36, abajo del Santander), tenedor a buen precio, bueno el sabor, pero olvídense de querer hacer sobremesa. Como tienen un buen de clientes y su espacio es reducido, a la hora de la comida sus escaloncitos están repletos de personas a las que el reloj los apura a conseguir mesa.

Las y los chavos que atienden son amables, el encargado igual, pero cuidadito te cache consultando tu celular, porque de inmediato ordena: “¡postre y cuenta para la nueve (o la mesa que ocupes)!”.

Por 50 pesos no está mal, aunque en la cocina no destacan por su generosidad.

“Doña Tina” (Andador Madrid No. 13): Como es bueno el alimento, también tiene encuentras fila entre las 2 y 4 de la tarde.  Pero vale la pena. Aquí sirven un mole de olla que es huérfano. Exquisito. Muy recomendable y muy cómodo el lugar. La atención… tardada, pero digamos que regular.

Lo malo es que son 65 pesos por comida, más, claro, la propina. Ya son 75. Súmenle el “viene-viene” que te alquila un lugar en la calle…

En la esquina de Andador París y Andador Madrid, descubrimos “Café entre nos”, un espacio muy agradable a la vista y al estómago. Muy buenos los alimentos, magnífica la atención de los dueños y Jackie, muy a la escuela de “Doña Paty”, un local que desgraciadamente cerró en la colonia La Perla.

 

“Café entre nos” ofrece un sitio con elegancia y sabor. Espacio acogedor, limpio y con perfecta estética. Desquita por mucho los 60 pesos que vale la comida.

“El Capricho” (en las entrañas de Plaza Octagón), repleto siempre. Como en “El Sótano” y “Doña Tina”, muchas veces hay necesidad de compartir mesa, lo que no siempre resulta agradable.

Los platillos son bastos y con muy buena sazón. Quizá el precio sea alto: 65 pesos, más la propina y el cantante, ya terminaste desembolsando 80 pesos… ah, y aparte el “viene-viene” que no se conforma con menos de 10 pesos. Ya te salió en 90 la salida a comer.

Porque, eso sí, el Centro Urbano está plagado de artistas incomprendidos que por unas monedas “deleitan” a los comensales con sus canciones. Los hay de todo: pop, rock, rancheras, Beatles, música de los 80’s. Señores de edad o jóvenes que descargan sus ansias artísticas muchas veces estropeando la plática de los comensales.

Cerramos con un local tan reciente como exquisito, “El Huelic” (Avenida Primero de Mayo, en la azotea de los Helados Santa Clara, casi frente al legendario e imaginario “Globo Amarillo”). Los chavos se desviven por atenderte, aunque algunas veces tardan de más. Es muy diversa su oferta gastronómica. Lo mejor suele ser el postre.

En “El Huelic” es difícil que no encuentres mesa disponible. Se nota que el cocinero es un chef experto y la atención es más que buena.

Ahí tienes las opciones. Tú decides…