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En su legítimo reto a Canelo, olor a otra hazaña histórica transforma a Mario Cázares

El boxeador sinaloense de moda, Mario Cázares, es ya licenciado en Economía y cursa un posgrado. En su apenas pelea número 13 venció contra todos los pronósticos a Julio César Chávez Jr., que lo aventajaba en kilos (cerca de 15 ya sobre el ring), número de peleas (cinco veces más) y nivel de rivales.

Claro, porque nunca será lo mismo vencer a Eduardo Tercero (Cázares) que perder con Daniel Jacobs (Chávez Jr.)… La actitud y altitud mental cobra entonces dimensiones impensadas.

Las aspiraciones de Cázares, de enfrentar a Saúl Álvarez (lo venció 16 años atrás) son tan legítimas como su oportunidad de victoria.

El presidente del Consejo Mundial de Boxeo, Mauricio Sulaimán, lo felicitó frente a los representantes de la prensa que abarrotan semana a semana la pantalla de Zoom en el Martes de Café Digital. Luego de que salió delante de una “pelea difícil, complicada, ríspida”, dijo que estamos ante el nacimiento de una estrella.

“Me quedo con la determinación y el coraje de Mario Cázares”, siguió elogiando el mandamás del boxeo en el mundo.

Tales son las ansias que tiene Mario Cázares, que se transforma al hacer públicos sus deseos de escribir, a puñetazo limpio, su historia en el boxeo mexicano. Ya debe ser recordado como el hombre que selló con una derrota la carrera de altibajos de un excampeón del mundo que, por llevar nombre y apellido de su legendario papá, subía al ring ya con tarjetas a favor.

Pero el muchacho serio y educado que conocemos se transforma. Llama llorones a los Chávez porque no aceptan la derrota. Insulta al “Canelo” Álvarez y a su mánager, Eddy Reynoso. Al primero le advierte que le tirará las pecas y al ilustre entrenador hasta le consigue un recogedor para ponerlo a recolectarlas, en una analogía que más bien parece discurso de lucha libre.

Quizá para abonar algo más a su favor, Mario asegura que “muchos niños me siguen” en tanto que a Canelo “no lo quieren”.

Y basa su genuino desafío en un razonamiento muy real: “Si Canelo (al Jr.) lo deshidrató, lo dejó como calavera y no le hizo daño en 12 rounds… Yo subí de peso y le gané en el sexto (hace un paréntesis para subrayar que no debió ser decisión técnica sino nocaut técnico), aunque me llevaba entre 15 y 20 kilos”.

Suena lógico. Cuestión de actitud y altitud mental…

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